Nos presentaron cuando yo tenía apenas 4 años.
De la mano de
Pipapá, entré en ésa casa, que me
parecía enorme y misteriosa. En ella encontré a unas mujeres, que me besaron con la excusa de ser mi abuela y mis
tías, pero para mi, no eran mas que una bola de desconocidas.
En medio de toda ese escena, que para mi, no tenía mucho sentido, llegaste
tu. Inmediatamente me
sonreíste y yo me
entretuve al mirarte, porque te
parecías dem a
Pipapá.
No pasó mucho tiempo antes de que entraras en mi corazón y yo en el tuyo. Yo dejé de ser
nathy y me convertí en tu
"chola" y tu te convertiste en "
Papavega".
En tu
album fotográfico, hay rastros de lo que fueron muchos de nuestros encuentros, cientos de fotos en mil poses diferentes, cuentan
nuestra historia. El escenario cambiaba
navidades, cumpleaños, fiestas, reuniones, pero tu y yo, siempre fuimos las constantes.
A
ella, nunca le agradé realmente, pero tú, siempre te encargaste de hacerle saber que me amabas. Para ella, yo nunca sería capaz de... nada, pero en tu mirada de orgullo se acababan mis tristezas.
Con los años, yo crecí y tu viste llegar mas canas y arrugas. Con los años,
también creció el tiempo que separaba mis visitas a tu casa, pero la
alegría de verte siempre fue la misma (alguna vez han tenido esa
sensacional de ser,
sumamente esperados???, bueno, pues eso era lo que yo sentía cada vez que cruzaba el
umbral de la puerta de ésa casa, que la verdad ya
no me
parecía tan grande...).
Ella
murió, fue tu compañera por casi 50 años, así que nadie podría culparte de que con ella dejaras
ir una parte de ti.
Te convertiste en esa imagen, que acostado en la cama
leía el
periódico (cada vez me asombro más de lo
similares que son mis dos hombres favoritos), o simplemente
dormías mucho durante el día. A veces me gustaba entrar sin que me notaras, para poder verte dormir (no sé el motivo, pero eso siempre me gustó...).
Odiabas a los
médicos, y un día le pediste a mis
tíos que te llevaran al hospital, luego de eso hicieron una gran
reunión, de la que nunca supe más, que lo que me
decían las caras de
tristeza que vi salir de esa sala.
Pasaste cerca de mes y medio internado en el hospital. El día que me armé de valor para ir a verte (mi
super heroe de ojos tristes...), llegué en silencio para que pudieras dormir, me quedé
mirándote y cuando despertaste sequé mis
lágrimas, para que no te pusieras triste, pero igual lo notaste y me
sonreíste. Me hablaste de lo bien que te trataban en ese lugar y me preguntaste mil cosas, para asegurarte que todo estaba
bien.
Regresaste a casa (o al menos una sombra de lo que yo recordaba...), fueron 22 días largos, llenos de esa espera de lo
inevitable.
El
sábado, fue la ultima vez que escuché tu vos, me miraste y con un gesto me pediste que me acercara, al
oído me dijiste
"portese bien mi chola, y no haga sufrir a sus papás. Que Dios me la acompañe" ya no pude disimular más y me rompí.
Los últimos 3 días
Pipapá, se
convirtió en tu
guardián, nunca antes lo había visto llorar y sin embargo, ahora lo hace sin el menor pudor, hasta lo escuché llamarte
papito.Ayer, no me quise ir a mi casa, he tenido todo el día la idea de que mañana ya será muy tarde. No dormí, más bien me pasé la noche sentada en el suelo, mirandote dormir como lo hacía cuando estaba pequeña. Le repetí muchas veces a Dios lo mucho que te quería, al tiempo que le rogaba que te llevara con él. A las 6 de la mañana, me puse los zapatos, debía ir a trabajar. Te di un
beso en la frente, y en él se mezcló el sabor a medicamento con el de un
adiós sin regreso.
Ese día, el sol salió contigo, pero se puso sin ti...Nos presentaron cuando yo tenía apenas 4 años, y me dijiste
adiós cuando ya sumaba 23.
Hace un año que no estás, y aun no me acostumbro...
Con todo esto, solo queria tener una excusa, para decirte que te quiero y que te extraño
Hasta Siempre Papavega